miércoles, 26 de agosto de 2015

Las extraordinarias hazañas de Fergard
La ruta de las hadas 

Conocí, en un tiempo no tan remoto, a un gran guerrero. Tuve la fortuna de conocerlo desde su temprana edad y vaya que era un grande, no estoy tan seguro si él sabía lo grande que era pues como todo gran maestro, parece haber tenido su momento de incertidumbre y duda. Pero todos aquellos que pudimos observar sus prodigios, siempre estuvimos seguros del poder inigualable que poseía.
Desde sus escasos tres o cuatro ya cautivaba a cualquiera que lo contemplaba por tan sólo unos segundos, hubo quienes solicitaban de su compañía por un tiempo más prolongado pues se negaban rotundamente a prescindir de su figura.
Rápidamente tomó control de sus fabulosas habilidades mentales, así como de su coraje para ver concluida cualquier tarea que él mismo o alguna otra persona le encomendara. Su fama se extendió rápidamente por todo su condado hasta llegar a casi todo el país, no había alma que quisiera perderse el privilegio de realizar alguna empresa al amparo del afamado guerrero.
Lo buscaron para todo tipo de misiones. Una de las primeras la llevó a cabo cuando tenía como nueve años, se le encomendó que llevara a su hermano menor a salvo a la casa de unas ancianas mágicas que los llenarían de dones y provisiones para que pudieran preservar su vida.
Fergard no tenía mucha idea de la ruta que habían de tomar para llegar al castillo de las hadas, así que como primer tarea, puso a su hermano en trance para sacar la información precisa y con ella trazar la mejor ruta para alcanzar su destino. De tal forma dio comienzo una travesía que había de durar no más de una semana, pues de prolongarse, las hadas saldrían de su castillo para buscarlos y no estarían presentes para recibirlos a su llegada.
Una vez en el camino llegaron a un punto en el que el mago tuvo una corazonada, según la cual tenían que salir de la ruta original para evitar una banda de vendedores estafadores por quienes corrían el peligro de sucumbir ante sus engaños y quedar sin provisiones a cambio de un ato de artículos inútiles. Su hermano advirtió a Fergard que si tomaban ese atajo el viaje se prolongaría al menos un par de días, lo cual los dejaría con el tiempo demasiado justo para llegar puntuales a su cita. Al parecer el incrédulo no tenía idea de la compañía tan poderosa que llevaba.
Haciendo caso omiso de las observaciones de su compañero tomó el camino alterno pues bien sabía que su poder no era todavía el indicado para enfrentar a los ventajosos mercaderes. La vuelta se complicó un poco más de lo previsto pues no podían volver a la ruta a causa de unas ninfas de baja estatura que cantaban somníferas melodías, poca cosa para el poder del guerrero, bastó con poner de nuevo en trance al pequeño para que éste pudiera indicar de inmediato la reincorporación al camino.
Faltaba poco para que este par llegara con bien y puntuales a su destino, pues tenían ya el tiempo encima. A punto estaban de lograrlo cuando apareció aquella criatura que Fergard había vaticinado. Se trataba de una extraña criatura con cuerpo de humano y cabeza de dragón que se tambaleaba al andar, solía acercarse a muy corta distancia de sus víctimas para rociarlas con su aliento letal, adueñándose luego de su tranquilidad así como de algunas de sus pertenencias.
Preparado completamente, adelantándose a la llegada de aquel fenómeno, pasó junto a él con una cabeza de dragón que previamente simuló con ayuda de una extraña pócima que aprendió a preparar en alguno de los viajes que realizó junto a su padre. Confundiéndolo con uno de los suyos el dragón pasó de largo haciendo un extraño gesto con la cabeza y la mano al mismo tiempo, gesto que Fergard tuvo cuidado de replicar con exactitud para no ser descubierto.
Fue así como los hermanos pudieron llegar a salvo y a tiempo a su cita con las tres bondadosas hadas quienes los acogieron, alimentaron y llenaron de bendiciones para que pudieran regresar fortalecidos y renovados tanto al camino de regreso como a la senda de sus vidas.
Durante su estancia en el castillo recibieron noticias de gente que vivió o supo de primera mano las atrocidades que pasaron los viajeros que no tuvieron el cuidado de confiar en los poderes de Fergard y perdieron todo cuanto tenían en el camino de los vendedores; durmieron durante semanas a los pies de las ninfas de baja estatura o quedaron sin rastro de tranquilidad, bañados por el hediondo aliento de los hombres dragón.

“misión cumplida” escuchó una vez más el mago a su retorno al tiempo que escuchaba las condiciones de una nueva misión, pues como sabemos, su gran poder era solicitado y repartido entre grandes multitudes.