Open mind es una frase que he escuchado en repetidas ocasiones durante todas las etapas de mi desarrollo, y durante todo ese tiempo, al escucharla, siempre hice alusión a gente que no le espanta el sexo o las groserías, en alguna ocasión también llegué a considerarme muy “open maind”, porque no me espantaba ni el sexo ni las groserías y hasta era capaz de hacer pendejadas en la calle a plena luz del día, bueno eso lo sigo haciendo.
Con el paso de los años y las experiencias acumuladas, me he dado cuenta que la frase open mind se refiere a otra situación. Continuando con la entrega de hablar por hablar y del uso y entendimiento incorrecto de las palabras, ahora creo que ser una persona de mente abierta significa ser alguien que tiene la capacidad, precisamente, de abrir la mente para ubicar los sucesos en el lugar y tiempo justos, para poder hacer un juicio más atinado, es decir, una evaluación más conciente y menos prejuiciosa de los acontecimientos; tener la capacidad de tomar en cuenta las diferentes variantes del mismo hecho, ubicado en contextos diferentes para poder reaccionar de la manera más favorable y, sobretodo, constructiva posible.
Generalmente tenemos una idea, y solo una, a cerca del funcionamiento del mundo y la vida, así, nos basamos sólo en esa creencia para reaccionar y justificar nuestro comportamiento, teniendo con ello una percepción bastante limitada y un estado generalmente inconciente de nuestras reacciones. Al parecer no somos tan concientes de nuestra existencia.
Cuando ves a una pareja de perros copulando en la vía pública puedes inquietarte, alegrarte, por que no ruborizarte, desentenderte, tal vez alarmarte y quizás excitarte. Si haz elegido alguna de las anteriores, es casi seguro que las demás queden descartadas completamente, de esa forma descalificas rotundamente las otras reacciones que en algún otro contexto podrías llegar a tener, pero que son igualmente posibles y reales.
Que no puedes inquietarte, alegrarte, ruborizarte, desentenderte, alarmarte o excitarte… pues se depende, como diría mi holandesa cuñada. Aléjate un poco de aquel primer pensamiento que tuviste y sitúate en la calle, con tu hijo de la mano, preguntándote —¿qué están haciendo los perritos? Tal vez llegues a inquietarte. Con la misma pregunta, si eres miembro honorario de Familias en Cristo tal vez te ruborices o escandalices. Si vas escuchando música y pensando en la inmortalidad del cangrejo, tal vez ni te des cuenta. Si eres seguidor del porno zoofílico, tal vez te excites, etc. Y digo tal vez porque existe la posibilidad de que aún en esas circunstancias te pase exactamente lo contrario o no te pase absolutamente nada.
Que no estas en cualquiera de las anteriores situaciones, por supuesto que no, pero podrías llegar a estar y aunque nunca lo experimentaras físicamente y en tiempo real, podrías abrir la mente para poder recrearlo y ubicarlo empáticamente, así tendrías otro contexto de la situación y por lo tanto una nueva opinión que te lleve a una reacción conciente.
Poner o sacar de contexto las distintas posibilidades, es lo que hace la diferencia. Abrir la mente para hacer concientes tales posibilidades también hace la diferencia ¿cuál es la diferencia? la conciencia o inconciencia de los actos y la responsabilidad —la capacidad de dar respuestas a las consecuencias de dichos actos— que logremos ofrecer por nuestro comportamiento. Entre más concientes más control podemos tener de las distintas situaciones. Para recetar la medicina hay que saber que es lo que se tiene que curar.
Y después de todo ¿soy una persona “open maind”? No lo creo ¿Quiero abrir mi mente al máximo para concienciar y responsabilizar mis actos? definitivamente.
Bueeeno, se depende...