miércoles, 21 de octubre de 2015

HOME SWEET HOME

El clásico sobresalto por creer que caía, me confirmó que estaba a punto de quedar profundamente dormido, lo cual me hacía regodear sintiéndome merecedor de un buen descanso, luego de un arduo y estresante día de trabajo, el cual comenzó  en esta misma cama hace casi dieciocho horas cuando el cucú cantó a las cinco am. Así es 05:00 am. Tortura medieval.
Lamentablemente tiene que ser muy pero muy molesto, de otra forma no podría levantarme a esa maldita hora y no podría llegar a mi adorado trabajo. Luego de bancarme la levantada; vestirme elegantemente; desayunar como dios manda y hacer una fila descomunal, me encuentro con el primer favor de dios en el calvario que resulta mi trayecto a la oficina. Un asiento vacío, en el cual, puedo acomodarme casi a mis anchas, para ignorar roncando las infumables dos horas y media de berridos que venden, cantan, solicitan y asaltan por favor a los amables usuarios del autobús.
Gracias a dios llegué a la oficina sano y salvo, y con la misma cantidad de dinero con la que salí de casa. ¡Aaaah! Que lugar es la oficina. En el corazón de una colonia repudientisima; en el penúltimo piso de un edificio de cristal super moderno; con puertas automáticas; elevadores con llave y baños en los que se podría hacer una cirugía y huelen mejor que el cuello de un bebé. Bueno no tanto, pero casi. Todo de putamadre. Estaría en el cielo… Si no tuviera que hacer ese trabajo de mierda. Si no fuera por el café gourmet ya me habría tirado por la ventana hace mucho. Lo bueno que namás son ocho horas.
Home sweet home. Dos horas más de gym y podré decirlo al fin, aunque debería irme ya mismo para no estar soportando a está plana de neandertales que creen que por estar en un gimnasio está permitido ser sucio, ordinario y descortés. Gracias a dios traigo mis audífonos y hay pantallas por todas partes, así puedo ignorar a esta retahíla de papacitos y mamacitas y puedo hacer mis ejercicios como dios manda. A darle pues.

AL FIN CASA… Una deliciosa cenita orgánica, —ah que puto caro está todo lo orgánico— dos o tres capítulos de “la reina del sur”, acostadito en esta maravillosa cama, esto sí que es el paraíso, podría estar en ella todo el día. Sin dudarlo es la mejor parte del día y el momento del aterrizaje: lo mejor de lo mejor. Acurrucarme y hundirme por completo en su suavidad y calidez para comenzar esos clásico brincotes antes de caer por completo en los brazos de Morfeo ¡aaaahhh!. Pero todo antes de las once porque luego no me puedo levantar a las putas cinco de la mañana.

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